lunes, 7 de febrero de 2011

Basilea III

Actualmente estamos sumidos en una crisis económica mundial aguda, la cual nos plantea numerosos problemas difíciles de encauzar. Cada país intenta tomar medidas y regular sus políticas, de forma que se intente restaurar el equilibrio económico lo antes posible; lo que supone una meta difícil de alcanzar.
Para ello muchos de los países con mayor peso y relevancia mundial se reúnen para firmar acuerdos y crear unas bases comunes que ayuden a todos y cada uno de los componentes a poder sobrellevar y hacer frente a futuros contratiempos.

Uno de estos acuerdos realizados es el que vamos a tratar en el siguiente artículo; BASILEA III.
Basilea III puede ser definido como un acuerdo entre los bancos centrales y los supervisores, el cual mediante la aplicación de diversas pautas, que explicaremos más adelante, fijará la meta de que las pérdidas o crisis que se puedan derivar en tiempos futuros, sean asumidas por los bancos que no tengan solvencia y liquidez, y no que esas pérdidas sean achacadas a los bancos centrales  y se intente solucionar mediante impuestos que pagamos nosotros los ciudadanos.
 

Sobre su historia podemos decir que en el año 2008 fue celebrada en Washington, una reunión cumbre sobre la situación financiera y la crisis que nos estaba azotando; en la cual intervinieron los líderes del G-20. Esto suscitó que posteriormente el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, formado por representantes de los siguientes países: Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, Hong Kong SAR, India, Indonesia, Italia, Japón, Corea, Luxemburgo, México, Holanda, Rusia, Arabia Saudí, Singapur, Sur África, España, Suiza, Suecia, Turquía, Reino Unido y EEUU; se implicara en ello, y tras muchas propuestas y estudios, en 2010 se fijara un acuerdo que fortaleciera los requisitos que entonces estaban establecidos.
Para poder cumplir con las condiciones que exigirá Basilea III a los bancos en cuestión, éstos deberán conllevar unas conductas determinadas que favorezcan su cumplimiento.
Una de ellas es que tanto el área de riesgos, como el área financiera de una misma empresa, han de trabajar en base a unos mismos datos, conjuntamente. Deben manejar la misma información, para, de ese modo poder tener un mismo punto de vista entre las relaciones del riesgo existente en la empresa, el mercado y el capital del que disponen. A su vez la manera de gestionar los datos ha de ser más eficiente, y se deberá equilibrar el rigor de los datos y su mantenimiento y calidad.

Los requisitos derivados de este acuerdo, de los que vamos a hablar a continuación, tienen un plazo largo para su efectiva ­­­implantación: los deberán cumplir en su totalidad a partir del año 2019, pero aun así son muchos los bancos que ya están adaptando las medidas al nuevo reglamento:
  •         Actualmente a los bancos les es impuesto que cuenten con un mínimo en el capital ordinario del que disponen, el cual es del 2%. Con la implantación de Basilea III, éste incrementará hasta un 4.5%.
  • El colchón de conservación del capital deberá ser de un 2.5%. Está previsto que sea aplicado un colchón anticíclico que se moverá des de un 0% hasta el 2.5%, dependiendo de cada país.
  •          Analizando los datos anteriores, caemos en la cuenta de que las reservas de activos de las que actualmente disponen los bancos han aumentado de un 2% hasta un 7%, lo que implica que tendrán una mayor capacidad para hacer frente a las pérdidas.

Según las aportaciones de cada país, se sabe que habrá bancos importantes, como el de Reino Unido, al cual no le va a suponer realizar un gran esfuerzo para llevar a cabo estas medidas. España también apostó en su momento por esa misma idea; no eran unas medidas muy difíciles de alcanzar calibrando la situación española. Sin embargo, este acuerdo sí que podría suponer numerosos esfuerzos para otros bancos de menor envergadura, como por ejemplo algunos alemanes.


En los siguientes links podemos encontrar dos artículos de un famoso periódico financiero que tratan de forma detallada este tema:
 




Aunque Basilea III no vaya a suponer a ciencia cierta y de forma segura un control financiero total, lo que sí está claro es que al ser más exigente y riguroso, que los acuerdos anteriores, supondrá una mayor resistencia ante nuevas situaciones que presenten dificultades.

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